sábado, 21 de diciembre de 2013

Memorias de Porfirio Díaz. Parte 2

El bienestar de la familia terminó con la muerte de mi padre, ocurrida en el año de 1833, en que fue atacado del cólera. Apenas tenía yo entonces dos años y unos cuantos meses. Los pocos bienes que dejó mi padre, los consumió mi madre en la subsistencia y educación de la familia. Recuerdo que ella manejó el mesón algunos años y que esto le ayudaba en sus gastos, y si su aptitud de mujer no le permitió aumentar el haber paterno, su buen juicio y sus deberes de madre le proporcionaron la manera de prolongar por mucho tiempo aquellos escasos recursos. Cuando las circunstancias se lo exigieron, fue vendiendo sus fincas en pequeños abonos, algunas veces hasta de diez pesos al mes, y así pudimos afrontar las necesidades de la vida, mientras que yo cumplí diez y ocho años y tomé a mi cargo la subsistencia y educación de la familia.

Mi padre tuvo siete hijos: cuatro varones y tres mujeres. Primero nació una mujer llamada Desideria; después dos hombres, Cayetano y Pablo; luego otras dos mujeres, Manuela y Nicolasa, después yo y al fin Félix.
Cayetano y Pablo murieron en la infancia. Desideria se casó, y murió en 1867 de cosa de 58 años de edad. Su marido fue Antonio Tapia, de Acatlán, y tuvo varios hijos de los cuales le sobrevivieron dos hijas: María de Jesús y Amada. Las dos se casaron y la mayor, María de Jesús, fue esposa del Lic. Ignacio Muñoz. Tuvo tres hijos, que yo he adoptado como míos: Ignacio, María y José. De los varones, el mayor, es capitán de Estado Mayor facultativo del Ejército y el menor, José, es ahora cabo alumno del Colegio Militar y saldrá despachado como Teniente a fines de este año (1892) que acabará su carrera en el Colegio Militar. Amada se casó con José Castillo y sus hijos murieron en la infancia.
Manuela murió en 1856 de 27 años de edad. Dejó una hija, Delfina, nacida en 1843, que fue mi primera esposa y falleció en 1880.

 Nos casamos en 1867 y tuvimos ocho hijos de ese matrimonio; pero solamente sobreviven Porfirio, nacido en 1874 y Luz en 1875.
Nicolasa se ha casado dos veces: primero con el Coronel Don Vicente Lebrija y después con el Coronel Don Francisco Borjes. De ninguno de los dos matrimonios ha tenido hijos. Solamente vivieron conmigo las dos mujeres que me precedieron y mi hermano Félix, quien se casó en 1868 con Doña Rafaela Varela y tuvo dos hijos, un varón y una niña, quienes murieron en la infancia. Después hablaré de mi hermano que falleció en 1872 y llegó a ser General en el Ejército y Gobernador del Estado de Oaxaca.


Mi madre murió en 1859. Estaba yo a la sazón en Tehuantepec, cuando las necesidades del servicio me hicieron venir a Oaxaca, en donde permanecí dos días solamente. La encontré enferma; pero ignoraba su gravedad por una parte, y por otra las exigencias del servicio militar no me permitieron diferir mi marcha. No tuve el consuelo de verla morir, pues falleció dos días después de mi salida de Oaxaca.


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