miércoles, 2 de marzo de 2016

La leyenda del maíz



En esa época, los aztecas se alimentaban de raíces y animales que cazaban, pero no podían alimentarse de maíz porque estaba escondido detrás de altas montañas a las que no podían llegar.
Los antiguos dioses habían intentado tiempo atrás separar estas montañas utilizando su fuerza, pero no lo consiguieron, así que los aztecas pidieron ayuda al dios Quetzalcóatl.

Quetzalcóatl no quiso emplear la fuerza, sino la inteligencia y la astucia, y se transformó en una hormiga negra. Decidió dirigirse a las montañas acompañado de una hormiga roja, dispuesto a conseguir el maíz para su pueblo.
El camino era largo y con muchas inclemencias, tras mucho esfuerzo y sin perder el ánimo, Quetzalcóatl subió las montañas y cuando llegó a su destino, cogió entre sus mandíbulas un grano maduro de maíz e inició el duro regreso. Entregó el grano a los aztecas que plantaron la semilla, y desde entonces, tuvieron maíz para alimentarse.

El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios y templos. Desde entonces fueron fieles al dios Quetzalcóatl, al que jamás dejaron de adorar por haberles ayudado cuando más lo necesitaban.




















Por Marco Vázquez

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